El cultivo de algas es una prodigiosa industria global que llega a Nueva Esparta de manera incipiente, a través de una osada actividad emprendedora de gran potencial, pero todavía limitada por un marco legal restrictivo, considerando la abundancia de algas marinas en margarita, definitivamente es un elemento a considerar económicamente para la comunidad.
Fuente: El Estimulo / Ubaldo Arrieta
Las algas secuestran carbono y ayudan al ambiente; en ellas abundan los nutrientes, son alimento y también sirven para obtener compuesto que cuidan la salud. Pero también son una industria creciente en muchos países del mundo.
Más allá de las actividades que le dan fama a la Isla de Margarita como el turismo, comercio, gastronomía, entretenimiento, espectáculos musicales y «rumba» surgen espacios productivos agrícolas y acuícolas, como el novedoso pero todavía incipiente cultivo, procesamiento y producción dealgasmarinas.
Un reciente foro organizado por el Centro de Difusión del Conocimiento Económico, Cedice Libertad, en el hotel Puerta del Sol de Porlamar, los participantes, en su mayoría biólogos marinos, exaltaron las diversas bondades de las algas marinas como renglón de la acuicultura en la protección de ecosistemas y contra el cambio climático por la comprobada captura de carbono.
Organizaciones ambientalistas promueven preservarlas y difunden su utilidad. Igualmente que se les destacacomo recurso frente a la progresiva crisis alimentaria mundial. En en el foro los expertos debatieron la posibilidad de alcanzar sostenibilidad productiva de las algas o alguicultura para usosalimenticios, medicinales y de aplicación estética.
Potencial alimenticio y económico
Este foro, denominado «Un mar de oportunidades» forma parte del programa de impulso socioeconómico «Agenda Nueva Esparta», que Cedice ha promovido desde hace cuatro años con diversos sectores de la vida insular y cuyo capítulo para esta reunión fue «Pesca y acuicultura para el desarrollo sostenible».
Como organización gremial participó en este foro la Sociedad Venezolana de Acuicultura (SVA) con un planteamiento institucional, según el cual se está además ante un «método de producción regenerativa que tiene el potencial de ser una de las fuentes de proteínas más sostenible».
La SV de Acuicultura, en su portal svacuicultura.org y la revista digital El Acuicultor, cita datos de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en los que se calcula globalmente en $5.600 millones el valor total de todos los productos que anualmente genera la industria de la producción de algas marinas comestibles, actividad económica localizada fundamentalmente en países del sudeste asiático.
Destacan además otra cifras de la FAO: «las macroalgas ofrecen un tenor de proteína en peso seco equivalente a las legumbres, además de mucha fibra y un elevado contenido de minerales».
Y si lo anterior fuera insuficiente para despertar el interés sobre una realidad cercana aunque bastante desconocida, la publicación de la SVA ofrece más datos de la FAO:
«Desde 2000 a 2018, la producción mundial de algas se multiplicó por tres, de 10,6 a 32,4 millones de toneladas, hasta alcanzar un valor estimado de 11.000 millones de euros…»
Mucho que aprender
Frente a la progresiva crisis alimentaria mundial, la acuicultura surge como complementonecesario de la agricultura. En esa ruta se perfila la misión de la SV de Acuicultura que la comenta Arnaldo Figueredo, acuicultor y director ejecutivo de esta organización: «Es esperanzadora por el crecimientosostenible de la actividad a nivel mundial y por su impacto alimentario, económico y ambiental, por la alta calidad de nutrientes, proteínas y aminoácidos, y grasas polinsaturadas en productos de cultivo, no sólo de peces sino de moluscos, crustáceos y algas».
«En Venezuela no hay una cultura sobre esta especie acuícola, a diferencia de la masiva producción y consumo en el sudeste asiático. Hay que modificar paradigmas y dar a conocer los muchos factores nutricionalespositivos que contienen. En nuestro país este conocimiento y las investigaciones son de apenas unas dos décadas, aunque es sólo desde hace unos tres años que aparece un crecimiento que genera interés y motivación. Han surgido iniciativas de emprendimiento aquí en la isla para la producción de las bondades tanto en la parte alimenticia como en la farmacológica e incluso en el área cosmética y microbiológica», señala Figueredo.
Destaca que el desarrollo de la acuicultura en Venezuela se potenciaría aún más en Nueva Esparta por los amplios espacios acuáticos, la calidad de los nutrientes en lasaguas marinas, el clima, las temperaturas y en general la biodiversidad, explica.
También menciona un fenómeno oceanográfico interesante: la surgencia costera que es consecuencia de fuertes vientos alisios que mueven masas de agua fría en el fondo marino, cargadas de nutrientes que se elevan hacia la superficie.
¿Qué sensibilidad o interés institucional hay en Margarita para dirigir ese potencial de la alguicultura, como parte de la acuicultura, hacia la sostenibilidad?
—Junto con lo anterior se cuenta con la presencia de instituciones académicas para el estudio y la investigación como soportes de desarrollo, como la Escuela de Ciencias Aplicadas del Mar y el Instituto de Investigaciones Científicas de la Universidad de Oriente, la Fundación La Salle y la Estación de Investigaciones Marinas.
Sin duda han hecho aportes investigativos que hoy en día dan soporte a la alguiultura y a la sostenibilidad económica, así como a las posibilidades de abrir mercados no sólo nacionales sino de exportación.
El limitante reino de los permisos
-En general, se percibe que hay condiciones para ir logrando la sostenibilidad de este renglón. Sin embargo, seguro hay retos importantes en esa ruta…
«Los obstáculos se concentran a partir de la crisis que desde diversos escenarios han generado la inestabilidad económica del país. En lo particular hay que precisar que el estamento legal es muy incipiente. Apenas una ley de Pesca y Acuicultura que va a ser reformada, pero que aún así no cubre aspectos necesarios que impulsen la actividad».
-¿Cuáles aspectos serían importantes?
«La SVA ha hecho observaciones y esperemos que se tomen en cuenta, como la figura de las concesiones para el uso de espacios acuáticos que abran la posibilidad de emprendimientos de iniciativa privada. Ahora eso se maneja con permisos por un año, lo que no es el marco apropiado para realizar inversiones de largo plazo. Un lapso apropiado sería de diez años para una planificación que pueda ser susceptible de modificaciones o ajustes que requieran financiamientos que generen productividad».
Tal limitación, según la describe Figueredo, impide seguridad y obliga anualmente a una «peregrinación» por despachos regionales y nacionales:
«La permisería burocrática persiste. Por ejemplo, un emprendedor en alguicultura tiene que cumplir casi una veintena de trámites costosos y desmotivadores que de paso tienen que renovarse anualmente».
Precisa el director ejecutivo de la SVA que todo emprendimiento acuícola debe tramitar permisos de operatividad ante diversos organismos oficiales como Insopesca y el Ministerio de Ecosocialismo, procesos tradicionalmente engorrosos. En el caso de los que hacen alguicultura, el recorrido se dificulta más por la participación del Instituto Nacional de Espacios Acuáticos.
Libre iniciativa productiva
Entonces, ¿cuál sería el marco legal a establecer en Venezuela para facilitar el cultivo de algas?
«Que se elimine lo punitivo en las leyes que rigen la pesca y la acuicultura, pues no toman en cuenta todo el contexto que la actividad requiere en cuanto a espacios y tiempos, las especies que pueden ser capturadas, los mecanismos y métodos a utilizar, con reglas claras y permanentes para el emprendedor, con un preciso reglamento de trabajo que tome en cuenta la protección ambiental y no que el Estado centralizado sea el factor predominante en la extracción y control de la actividad. Más bien que sea factor impulsor y motivador de la actividad en un marco de legalidad que promueva la libre iniciativa productiva y que incluso flexibilice la carga tributaria y mejore los servicios», señala Figueredo.
Esas condiciones básicas darían certidumbre al cultivo y a la producción de algas, asiente.
«Una de las bondades de esta actividad es que puede ser escalada desde lo artesanal familiar hacia el nivel comunitario. El cultivo y la producción de algas en Nueva Esparta proyecta un impacto muy marcado, profundo ybeneficioso para las comunidades, sobre todo en la zona costera porque generaría un rápido incremento de la calidad de vida por la mejora del ingreso, lo que, sabemos, estimulará actividades económicas conexas vía consumo y servicios», señala.
La ruta podría llegar a ser prometedora, si se superan las limitaciones que impactan la reducida productividad del sector alguicola: Hasta agosto de 2022, según cifras de la Gerencia de tramitación, vigilancia y control del Instituto Socialista de Pesca y Acuicultura, fueron exportadas 28.300 toneladas de 28 especies de pesca y acuicultura, en su mayoría camarones, total del que la exportación de algas representa una aún incipiente cantidad: 305 toneladas o 1,07 por ciento.
Emprendedoras con sueños y ganas
Gertrudis Mizrachi es una bióloga marino e ingeniera en química (@sweetalgave). Ella se incorpora a la alguicultura por inclinación científica hacia el mundo vegetal por la motivación que le dio su formación como estudiante de Tecnología Pesquera en la Fundación La Salle, en la especialidad de Acuicultura y Oceanografía.
Se inició en el conocimiento y análisis de diversas especies de algas hasta interesarse por el cultivo, la extracción, el procesamiento y la producción. Eran tiempos en que la especie no era procesada en el país, por la década de los 90. Progresivamente descubre bondades de altos valores en cada especie, alimenticios y nutricionales, probióticos, antimicrobianos y antimetastásicos.
«Lo hago porqué me apasiona y tuve la fortuna de descubrir esas virtudes por mi formación profesional, en un tema que en nuestro país hay marcado desconocimiento a pesar de nuestra gran biodiversidad en algas, sobre todo en Margarita. Haría falta ampliar la cultura de algas y fortalecer la formación tecnocientífica desde las universidades y hasta impartir el conocimiento en la educación a nivel escolar».Gertrudis Mizrachi
Ella está orientada hacia una empresa de biotecnología para ampliar la disponibilidad de productos de la alguicultura, de calidad, más valiosos para las personas, como alimento saludable y útil en la prevención y remisión de ciertas enfermedades. Las algas son un aporte potencial para vastos sectores de la población que carecen de los nutrientes indispensables en su dieta diaria.
La también bióloga marina Miren Koro Alava@espirulifemgta es otra exponente del interés en este negocio emergente.
Ella se incorpora a la acuicultura en el estudio de especies camaroneras para luego enfocarse en las algas porsu inclinación hacia las dietas vegetarianas. En docencia e investigación, Alava se especializa en variedades de especies de uso alimentario, de acuerdo a su particular requerimiento de salud.
«Fui incorporando recetas y surgió la motivación y el interés por iniciar un emprendimiento por el conocimiento que había adquirido sobre las algas».
Recuerda que era el momento de escasa cultura alguícola, por lo que se dedicó a la creación alimentaria de aderezos deshidratados como una manera de educar en el consumo de las algas y como suplemento en la dieta diaria. Describe el procesamiento de las algascomo un proceso sencillo de recolección, secado y mejoramiento de la textura para que sean aptas para el consumo.
«Me mantengo activa en esto como una misión para difundir las múltiples virtudes de la alguicultura como suplemento necesario para mejorar la calidad de la alimentación, con los aderezos en la elaboración de recetas como por ejemplo antipastos. Se aprovechan sus nutrientes, en los que abundan complejos multivitamínicos y antioxidantes», explica sobre las algas como alimento que tiene un enorme potencial.