Antes de tocar lo referente a Green IT, comenzaremos en el contexto de imaginar por un momento nuestro centro de datos con los servidores, en un pasillo o una habitación que por un lado se encuentra totalmente refrigerada para garantizar las condiciones óptimas de operación y, por otro lado, se expulsa aire caliente procedente del calor generado por el funcionamiento de estos equipos.
El mantenimiento de estas condiciones ambientales implica el mantenimiento de un sistema que está funcionando a todas horas, durante todos los días de la semana y que necesita energía para funcionar. Cuanto mayor sea el centro de datos y más servidores tengamos funcionando, mayores serán las necesidades energéticas de éste, ya no solamente por los servidores que están funcionando sino para mantener las condiciones ambientales de funcionamiento.
NO HAY un indicador que me haga dudar que sustituir paulatinamente servidores físicos por virtuales, además de ahorrar espacio físico en los centros de datos, ahorraremos en energía y también ahorraremos en costes de operación.
El sector tecnológico es un importante consumidor de energía y, claro está, tiene una importante huella de carbono. Concretamente, el 1% del consumo eléctrico mundial se concentra en los centros de datos que existen en todo el mundo, ya sean de operadores, empresas, administraciones públicas o servicios que operan en la red como podría ser Google (que concentra el 0,01% del consumo eléctrico mundial).
Las emisiones de dióxido de carbono de todo el sector tecnológico son equivalentes a un 2% de las emisiones globales y están muy cercanas a las que se generan en la industria aeronáutica que, directamente consume combustible que se quema en las turbinas de los aviones que vuelan cada día.
Dentro de este contexto, son muchas las compañías que han tomado conciencia de la necesidad de minimizar el impacto ambiental de sus operaciones y han adoptado una serie de tecnologías, metodologías y buenas prácticas que conocemos como Green IT (Green Information Technology) y que tiene como objetivo compatibilizar la tecnología con la sostenibilidad y la eficiencia energética.
Según un estudio de la Universidad de Lancaster, el uso de Internet podría consumir el 20% de la producción mundial de electricidad en 2030. El uso de dispositivos electrónicos pasa así a ser parte del punto de mira medioambiental, especialmente teniendo en cuenta la pequeña proporción que las energías renovables representan en la producción energética actual.
Teniendo en cuenta que la digitalización no deja de avanzar a gran velocidad, hay una gran probabilidad de que las emisiones que provoca crezcan de igual manera. Para evitar que este aumento se produzca en grave perjuicio del planeta, las empresas y los consumidores deben usar aplicaciones y dispositivos electrónicos que sean producidos y funcionen de la forma más eficiente posible, tanto en lo que a energía como a materias primas se refiere.
En el día a día empresarial, una de las opciones más fáciles para usar la tecnología en favor de la sostenibilidad es evitar las impresiones en papel y almacenar datos en la nube lo cual consume muchos menos recursos que hacerlo en servidores internos de la propia compañía.
El Green IT nos puede parecer demasiado teórico, sin embargo, es una realidad que muchas empresas están adoptando en todo el mundo. Cada vez es más habitual ver proyectos de consolidación de centros de datos en los que se reduce el número de servidores físicos para apostar por la virtualización y la visión del centro de datos como un pool de recursos compartidos que se pueden utilizar de una manera flexible y eficiente.
Quizás aún no nos damos cuenta, pero nos encaminamos hacia un mundo que produce tanta tecnología como la que desecha, ponerse verde no significa indignarse por lo que le estamos haciendo al planeta, sino cambiar la actitud para alinear y optimizar los recursos de nuestras empresas y de la Tierra.
Fuente: Hub News